18 oct 2024

El Gran Negocio de la Constitución: Vivienda para Buitres


Había una vez, en una ciudad cualquiera, un grupo de valientes guerreros, justicieros modernos, que recorrían las calles en furgonetas negras. Estos héroes no llevaban capa, pero sí camisetas ajustadas y, a menudo, gafas de sol, aunque fuera de noche. Se llaman a sí mismos #Desokupa, defensores del orden, guardianes de los derechos fundamentales "de los fondos de inversión". Porque, claro, ¿quién si no protegería el derecho divino a especular con viviendas abandonadas?

En su noble misión, Desokupa se enfrenta a los más terribles villanos: los okupas. Estos seres malvados, que osan entrar en casas vacías para vivir y que son el mayor peligro que acecha al país. No importa que el piso lleve 8 años abandonado, o que sus verdaderos propietarios, sean empresas o bancos que jamás han puesto un pie en el barrio. El principio es SAGRADO: La vivienda es un negocio. Y ahí estan ellos, los paladines de la justicia inmobiliaria, para salvarnos de los que dicen que la vivienda es un derecho.

Un día cualquiera, en un edificio destartalado cualquiera, llega el momento de enfrentarse a los okupas más despiadados. Suelen ser familia: papá , mamá y dos niños pequeños. Los medios de comunicación, siempre atentos a la verdad, ya han pintado a esta familia como el peligro número uno del barrio. “Han invadido el piso, lo han llenado de dibujos y risas”, decía el titular más reciente. "¡Las paredes han sido profanadas con fotos familiares!", advierten los presentadores más prestigiosos de la televisión. "Es algo absolutamente intolerable. ¿Se puede hacer algo, frente a estos desalmados que se meten en casas ajenas? preguntan todos en directo a Dani, el dueño de una empresa llamada DESOKUPA en la que se ve llegar a un equipo de valientes en su furgoneta, aparcando con estilo frente al edificio o casa que hay que desokupar. Con la calma y la cordialidad que les caracteriza, se les ve como se acercan a las puertas y golpean fuerte, pero no demasiado, porque ellos no son unos brutos. El resto ya no se ve aunque sabemos los que hemos estado allí, que es generalmente la madre quien les abre, muchas veces con un niño en brazos y, tras un breve saludo, los muchachos fornidos les hacen la oferta de siempre: “Sal de aquí, porque este hogar no es para gente como tú. Este hogar es para inversiones. Pero te lo pedimos por favor, eh. No queremos líos”.

La madre, que desafortunadamente no entiende nada de los mecanismos del mercado financiero global, trata de explicarles que no tienen a dónde ir. Y claro, Desokupa, siempre comprensivo, responde algo así: “Mujer, no es nuestro problema si tú y tus hijos no encontráis un sitio decente. Eso es cosa tuya. Nosotros estamos aquí para lo importante: que este edificio vuelva a su estado natural de abandono para que, en un futuro, pueda ser vendido a un fondo buitre con un beneficio millonario. ¿No lo entiendes? Es el ciclo de la vida”.

Pero la familia nunca lo entiende, claro. Llevan demasiado tiempo intoxicados por ideas comunistas como “derechos humanos” o “vivienda digna”. Así que, tras varias advertencias amables y sugerencias de desalojar voluntariamente el lugar, los chicos de Desokupa, siempre prestos, aceleran las cosas un poquito. Siempre de manera educada, por supuesto. Un empujón aquí, una mirada intimidante allá, y ¡zas!, en unas horas, los villanos okupas ya estaban en la calle, con sus escasos muebles apilados en una esquina.

Los medios aplauden la acción, como siempre. Titulares heroicos inundan las pantallas: “Justicia rápida: Desokupa devuelve el orden a la ciudad”. La policía les contrata para que les formen en sus técnicas. Los fondos buitres celebran con brindis, ya calculando el incremento en el valor de ese edificio vacío, esperando su turno en el gran casino inmobiliario. Porque, como todos sabemos, en este mundo, los malos son aquellos que quieren un techo donde vivir, mientras que los buenos son los que saben cómo hacer dinero, sin importar las consecuencias.

Y así, una vez más, los héroes de Desokupa vencen a los malvados okupas. La ciudad respira tranquila. Bueno, al menos los edificios vacíos lo hacen, porque las familias en la calle, esas ya ni respiran del dolor y la angustia que sienten.

El artículo 47 dice que "los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias" para que todos tengamos una vivienda digna… 

¿Promoverán? Seguro que lo hacen, promoviendo la especulación del suelo a todo trapo. También dice que "los poderes públicos regularán la utilización del suelo de acuerdo con el interés general"... sí, el interés general de los fondos buitre, los bancos o de los dos partidos que se intercambian el poder en el gobierno, el TS y el senado. 

Así que si te creíste lo del derecho a la vivienda digna, bienvenido al club de los que pensábamos que la Constitución era algo más que una ficción.

MORALEJA: En este mundo podrido, los que tienen las llaves del poder siempre ganan, mientras las familias que solo quieren un techo para no morir de frío son expulsados a patadas. Y por eso aún hay muchxs que aplauden a los bastardos con corbata que contratan a grupos neonazis organizados, mientras el gobierno nos sigue apuñalando por la espalda.

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